La sentencia del Tribunal de Justicia de la UE siembra pánico en Marruecos, según la prensa argelina

Esta vez los socios europeos expresaron su rechazo a cualquier consulta en este sentido por las repercusiones políticas que podría tener cualquier nueva elusión de la ley, a pocos meses de la emisión de una decisión judicial definitiva y firme.

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Bajo el título de «El régimen marroquí espera con horror una sentencia del Tribunal de la UE que no le sea favorable», el diario Echourouk informó en su edición de ayer que «el lunes 23 de octubre de 2023, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea comenzó a examinar el recurso presentado por el régimen marroquí en relación con la prórroga del acuerdo de pesca marítima entre el Reino alauita y la Unión Europea, que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea suspendió más de una vez en su sentencia preliminar». «Pero, señala Echourouk, la decisión que se emitirá esta vez será definitiva e impedirá oficialmente a los gobiernos europeos concluir cualquier acuerdo con el régimen marroquí que incluya los territorios saharauis ocupados».

El diario argelino recuerda que «el 21 de diciembre de 2016, la justicia europea reconoció que los territorios saharauis no pertenecen a la soberanía marroquí, por lo que los acuerdos celebrados por el régimen marroquí con los Estados miembros de la Unión Europea para pescar en las aguas territoriales del Sáhara Occidental ocupado se consideran ilegales y deben ser paralizados porque constituyen una sangría para las riquezas naturales del pueblo saharaui».

Ante los intentos del régimen marroquí y de los gobiernos europeos de eludir la decisión de la justicia europea, el gobierno saharaui presentó otra demanda exigiendo el cese inmediato del agotamiento de las riquezas naturales saharauis, y en 2021 obtuvo otra sentencia judicial que abordaba el aspecto político de la cuestión, confirmando la primera sentencia y confirmando que el Reino de Marruecos no tiene soberanía sobre el asunto. Sin embargo, Rabat y Bruselas recurrieron rápidamente la sentencia para evitar la suspensión inmediata del acuerdo pesquero.

Sin embargo, a medida que se acercaba la fecha límite de la apelación, los Estados miembros de la Unión Europea tomaron la decisión decisiva de no renovar el acuerdo, que expiraba el 17 de julio, para no encontrarse en un dilema inevitable al cabo de menos de un año, seguros de que la justicia europea confirmaría la sentencia apelada antes de finales del año en curso, según quienes siguen este expediente.

A pesar de los intentos desesperados del régimen marroquí de tender la mano a algunos países europeos con los que mantiene fuertes relaciones, como el gobierno de Pedro Sánchez, que gestiona temporalmente los asuntos de España desde su derrota en las elecciones generales del pasado verano, esta vez los socios europeos expresaron su rechazo a cualquier consulta en este sentido por las repercusiones políticas que podría tener cualquier nueva elusión de la ley, a pocos meses de la emisión de una decisión judicial definitiva y firme.

A pesar de este rechazo, las maniobras del Reino de Marruecos para atraer a algunos países europeos a la situación prohibida no se detuvieron, trabajando para concluir acuerdos bilaterales, y el foco se centró en España debido a las fuertes relaciones entre el régimen marroquí y el Primer Ministro de Madrid, perdedor de las recientes elecciones legislativas. Propuso permitir a los pescadores españoles, que han cesado sus actividades, pescar en las aguas territoriales del Sáhara Occidental ocupado, una información que fue filtrada previamente por el periódico español «Espanol».

La oferta marroquí era «un poco ingeniosa» para «establecer relaciones entre empresas de ambas partes en el sector pesquero, con pescadores españoles faenando en barcos propiedad de pescadores marroquíes (enarbolando bandera marroquí) a efectos de camuflaje».

Esta maniobra fue defendida por uno de los ministros españoles cuyo teléfono fue espiado por el servicio secreto marroquí utilizando software sionista en el llamado escándalo «Pegasus», el ministro de Agricultura, Luis Planas.

La parte española se considera la más afectada entre los Estados miembros de la Unión Europea tras la decisión de no renovar el acuerdo de pesca marítima entre Rabat y Bruselas. De las 138 licencias concedidas por el régimen marroquí a la Unión Europea en virtud del protocolo suspendido, 93 son para flotas pesqueras españolas.

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