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Pésimo resultado obtenido por la mayor potencia del mundo en la reciente votación en la ONU pidiendo el levantamiento del embargo estadounidense contra Cuba. Aunque poseamos el mayor ejército del mundo, cuando faltan los valores humanos fundamentales, sólo tenemos los «amigos» que merecemos. Tener al estado sionista, organización criminal y genocida, como acólito de cuello blanco en los pasillos de la sede de la ONU y como segundo cuchillo de celosía para el exterminio de los gazaouis, es una decadencia. Si a esto le añadimos la abstención de Ucrania, a pesar de los miles de millones de dólares que el Tío Sam vertió en los batallones de Azov & Co. para guerrear contra Rusia, se convierte simplemente en la decadencia…
Incluso los microestados leales, como Palau, las Islas Marshall o Micronesia, cansados del ensañamiento enfermizo de los Estados Unidos contra el pueblo cubano, decidieron en 2015 no oponerse a la resolución de las Naciones Unidas.
Entre 2015 y 2018, la pareja USA-Israel se encontró muy sola: la pequeña isla del Caribe había logrado excluirlo de las naciones.
En 2019, los microestados fueron reemplazados por Brasil, Colombia y… Ucrania.
Este cambio de posición de Brasil corresponde a la llegada del presidente de extrema derecha, Jair Bolsonaro (1 de enero de 2019 – 1 de enero de 2023), «ferviente admirador» del presidente estadounidense de la época, Donald Trump, La elección de Lula a la cabeza de Brasil ha cambiado la situación, como lo demuestra el voto de 2023.
La posición de Colombia es también consecuencia de la elección del presidente Ivan Duque (2018 – 2022), un virulento adversario de Cuba. El actual presidente, Gustavo Petro, que ha vuelto a poner a su país en el concierto de las naciones en relación con el embargo estadounidense contra Cuba, incluso ha acusado a su predecesor de ser el autor de la inclusión de Cuba en la lista de países que apoyan el terrorismo.
Nunca dos sin tres: el cambio de voto de Ucrania corresponde, como por casualidad, a la elección de Volodymyr Zelensky, presidente-saltimbanqui respaldado por la administración estadounidense.
Así, en 2023, no quedan como «amigos» de los Estados Unidos contra Cuba más que dos países en plena tormenta, dos forúnculos geopolíticos cuyos gérmenes fueron inoculados y mantenidos por los propios americanos.
Israel, entidad barricada detrás de altas murallas, está arrasando Gaza y su población con la bendición americana y, sobre todo, con el material militar «Made in USA».
Ucrania, gangrenada por el neonazismo y la rusofobia, ha sido empujada a una guerra por poderes muy ampliamente patrocinada por Washington que sigue viviendo en los vestigios de la guerra fría. Para contrarrestar a Rusia, los Estados Unidos no dudarán en sacrificar hasta el último soldado ucraniano proporcionándoles, evidentemente, todas las armas necesarias.
Irritado por los «malos» medios occidentales que prefieren, actualmente, mostrar la hemoglobina palestina chorreando a través de las pantallas en lugar de las «hazañas» del ejército ucraniano, el saltimbanqui de Kiev lamentó que «la guerra en Gaza distrae la atención de Ucrania».
¿Para cuándo una pequeña lágrima para los niños palestinos aplastados por la máquina de guerra sionista, Sr. Zelensky?
Y, para conectar con la actualidad, no dudó en declarar que era cierto que Rusia prestaba su apoyo a las «operaciones dirigidas por Hamás».
Decididamente, un payaso siempre será un payaso. Excepto que los payasos políticos no hacen reír, sino llorar con lágrimas calientes.
La hegemonía, en su gran soledad, con las manos chorreando de sangre, no tiene más que dos miserables compinches con los que envenena la vida de todo el planeta.
Mientras tanto, Cuba, la Isla de la Libertad, la Isla de los Revolucionarios, la Isla de los Valores Humanistas, saborea con orgullo el plebiscito del resto del mundo.
Viendo cómo la hegemonía decae.
Inexorablemente…
Fuente: Ahmed Bensaada
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