Sáhara Occidental: Parlamentarios británicos apoyan el plan marroquí, pero ¿a qué precio?

Sólo respetando la voz del pueblo saharaui e involucrándolo activamente en el proceso de paz se podrá encontrar una solución que haga justicia a todas las partes involucradas y ponga fin al prolongado conflicto en el Sáhara Occidental.

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Diandra Monhemius

El 25 de mayo, treinta diputados británicos, principalmente del gobernante Partido Conservador, pidieron al gobierno británico que apoyara la propuesta de Marruecos para la administración del Sáhara Occidental. Este llamado plan de autonomía marroquí, propuesto en 2006, ofrece a Rabat control sobre la seguridad nacional y las relaciones exteriores del Sáhara Occidental, al tiempo que otorga a la población nativa saharaui una autonomía limitada.

El Sáhara Occidental es un territorio en disputa en la costa norte de África, que limita con Marruecos, Mauritania y Argelia. La zona fue colonia española hasta 1975. Después de la retirada de España, Marruecos anexó gran parte de la región, lo que provocó un prolongado conflicto con el Frente Polisario, un movimiento independentista que buscaba un Estado independiente para el pueblo saharaui: la República Árabe Saharaui Democrática.

Los parlamentarios británicos ven la iniciativa marroquí como un camino viable hacia una paz y estabilidad duraderas. Señalan que el plan ya cuenta con un amplio apoyo internacional, incluidos Estados Unidos, Francia, Países Bajos y más de 80 países más en todo el mundo. Estos países ven el plan como una solución pragmática al conflicto, que ha persistido durante décadas y afecta la estabilidad regional.

¿Independencia o integración con Marruecos?

Aunque el plan de autonomía marroquí goza de apoyo internacional, sigue existiendo una importante oposición derivada del deseo de muchos saharauis de lograr una independencia total. De 1975 a 1991, el Frente Polisario libró una lucha armada contra la presencia marroquí en el Sáhara Occidental. En 1991 se impuso un alto el fuego bajo la supervisión de las Naciones Unidas. Este acuerdo incluía la promesa de un referéndum en el que el pueblo del Sáhara Occidental elegiría entre la independencia y la integración con Marruecos, pero este referéndum no se celebró. Marruecos rechaza la celebración de una votación sobre la autodeterminación donde la independencia es una opción; considera al Sáhara Occidental una parte integral del reino. En 2020, los combates volvieron a estallar y se rompió el alto el fuego.

El Frente Polisario sigue exigiendo un referéndum sobre la autodeterminación, mientras Marruecos impulsa su plan de autonomía. Este plan de autonomía marroquí tiene como objetivo poner fin a las tensiones otorgando a la región autogobierno bajo soberanía marroquí. Sin embargo, los críticos, entre ellos el Frente Polisario y muchos saharauis, creen que este plan socava su derecho a la autodeterminación. Insisten en que Naciones Unidas cumpla su promesa de un referéndum sobre el futuro del Sáhara Occidental, que aún no ha tenido lugar.

Reacciones internacionales: las tensiones se avivan aún más

En 2020, Estados Unidos, bajo la presidencia de Donald Trump, reconoció el reclamo marroquí sobre el Sáhara Occidental. Este reconocimiento fue parte de un acuerdo diplomático más amplio en el que Marruecos aceptó la normalización de las relaciones con Israel. Esta medida marcó un cambio importante en la política exterior estadounidense y fue vista como una victoria estratégica para Marruecos, ya que fue la primera gran potencia occidental en reconocer la soberanía de Rabat sobre el territorio en disputa.

Israel reconoció el Sáhara Occidental como territorio marroquí en 2023, convirtiéndose en el segundo país después de Estados Unidos en justificar la controvertida anexión de Marruecos. Israel incluso está considerando abrir un consulado en Dajla, ciudad al sur del Sáhara Occidental. Este reconocimiento diplomático por parte de Israel se considera un mayor fortalecimiento de los vínculos entre los dos países, que ya habían mejorado desde el acuerdo de normalización de 2020.

Estas controvertidas confesiones han alimentado aún más las tensiones en la región, especialmente con Argelia, que apoya al Frente Polisario y se opone al dominio marroquí en el Sáhara Occidental. La cuestión sigue siendo un obstáculo importante para la estabilidad regional y las relaciones diplomáticas entre los países involucrados.

La segunda situación de refugiados más antigua del mundo

Debido a las tensiones, la situación humanitaria en el Sáhara Occidental es preocupante. Muchos saharauis viven bajo una fuerte represión marroquí en los territorios ocupados o en campos de refugiados en Argelia. Argelia lleva 50 años acogiendo a refugiados saharauis, lo que la convierte en la segunda situación de refugiados más antigua del mundo. Se estima que 173.600 personas en cinco campos de refugiados necesitan asistencia humanitaria. Estos refugiados saharauis viven en campamentos cerca de la ciudad de Tinduf, en el oeste de Argelia, una zona caracterizada por temperaturas que pueden superar los 50 grados centígrados y muy pocas precipitaciones. El desierto duro y aislado, con frecuentes tormentas de arena, limita sus opciones de sustento y reduce sus oportunidades económicas.

Human Rights Watch informa que las autoridades marroquíes están reprimiendo a los activistas independentistas y de derechos humanos en el Sáhara Occidental mediante intimidación, vigilancia y, en algunos casos, detenciones prolongadas tras juicios injustos.

Un llamado al respeto a la autodeterminación

La carta de los parlamentarios británicos respalda un plan que muchos consideran una violación de los derechos fundamentales y los acuerdos internacionales. El plan de autonomía marroquí es una forma de legitimar el control sobre el Sáhara Occidental sin conceder a la población original su derecho a la autodeterminación. Además, el llamado de los parlamentarios británicos ignora las resoluciones de las Naciones Unidas que piden un referéndum sobre el futuro de la región.

Para lograr una solución duradera, es esencial que se respete el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación. Esto significa que la comunidad internacional debe seguir presionando a todas las partes involucradas para que cumplan las promesas de resoluciones anteriores de la ONU y permitan un referéndum justo. Sólo respetando la voz del pueblo saharaui e involucrándolo activamente en el proceso de paz se podrá encontrar una solución que haga justicia a todas las partes involucradas y ponga fin al prolongado conflicto en el Sáhara Occidental.

Source : FMS,

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